Recuerdo que en los albores de los años 80, el gran objetivo de la sociedad española se basaba en alcanzar un status social que nos llegaba importado desde Suecia y que se resumía en cuatro palabras. Este fenómeno era "El estado del bienestar". Dentro de este panorama idílico para los ciudadanos se incluían prestaciones sociales desconocidas por nosotros. Ayudas económicas y laborales por nacimiento de hijos, servicios sociales más extensos, jubilaciones flexibles, subvenciones para actividades culturales...
Parecía que todo iba por el buen camino hasta el varapalo de la crisis del 93. Los españolitos de a pie deberíamos esperar porque ahora tocaba pagar todos los dislates de esas obras megalómanas derivadas de una Expo (gastos suntuosos, trenecitos de alta velocidad, nuevas autopistas cochambrosas, etc). Aún así, todos seguíamos soñando con el ambiente paradisiaco que reinaba en los países escandinavos.
Y llegó la recuperación económica (ya sabemos todos que esto funciona por ciclos), y con ella los avances sociales. Las subvenciones fluían hacia colectivos largamente olvidados como los ancianos o las personas con menos recursos. Nos daban dinero por nuestro viejo coche para comprarnos otro que contaminase menos, subvenciones por la compra de vivienda, los niños venían con un pan bajo el brazo consistente en 100 euros mensuales, la baja por maternidad se alargó dos semanas... ¡Hasta parecíamos más altos y más rubios que antes! Pero como ha venido sucediendo a lo largo de la historia, los españoles siempre llegamos tarde a todo, y antes de que nos acostumbráramos a tanta felicidad, otra crisis económica nos ha alejado de ese anhelado Estado del bienestar. Ya no tendremos los 2.500 euros por nacimiento de hijo, ni ayudas para la compra de ordenadores y nuestro coche volverá a envejecer con nosotros como sucedía antes. Nos jubilaremos después e incluso deberemos pagar por ir al médico. Todo lo conseguido se ha esfumado en unos pocos meses.
Es preocupante el panorama que se nos presenta, no solo para nosotros sino para las generaciones venideras. Volveremos a ser españoles morenos, bajitos y con mala leche. Nos pondremos la peineta para pasear el toro de Osborne y nos reuniremos toda la familia en casa para ver "Bienvenido Mr. Marshall" Y mientras tanto, el Madrid seguirá gastando millones de euros en Cristianos Ronaldos. ¡Que país, por Dios!
Me parece un excelente comentario amiguito,,lleno de verdades,y verdaderos ejemplos.En pocas palabras has definido la realidad de.. estado de bienestar.... pero te tengo que decir que eso de...que volveremos a ser españoles morenos,bajitos y con mala leche... me ha llegado al mismisimooo alma..¿ porque será? respecto al toro de Osborne...hasta el toro nos ha quitado el gobierno,hasta él llega la crisis.Una lástima pues verdaderamente era la imagen que al verla cuando ibas de viaje parecia que te acompañaba detras del SEAT 850 sport,y yo personalmente pienso que los guiris el decir " OLE,,ESPAÑA,,OLE"Y el relaccionarnos con los toros éste ha tenido algo que verr,aun asi me siento orgulloso de que algun ejemplar de ese toro esté todavia rozando la luz de la luna en esa loma de la montaña cuando cae el sol.
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